Las ciudades están cambiando de manera acelerada y exponencial, desde el 2014 las zonas rurales a nivel mundial perdieron el primer puesto en cantidad de población que albergan, pasando a ser las ciudades espacios donde conviven el 54% de la población mundial en un territorio que no sobrepasa el 2% de superficie.
Esta migración de personas hacia las ciudades está creando un problema de difícil solución en el mediano plazo, en especial los países en vías de desarrollo, en donde para el 2030 según la ONU, se tendrían que erigir ciudades de un promedio de un millón de habitantes cada semana desde ahora.
El tipo de población que migra en su mayoría son familias de clases sociales bajas, saliendo del campo donde la tecnología aplicada a la agricultura o la industria y carencia de servicios les obliga a trasladarse a ciudades en busca de nuevas oportunidades laborales y mejores servicios.
La migración de personas se va a dar estén las ciudades preparadas o no, por la experiencia mundial en construcción no es posible dejar en manos de los gobiernos el problema de la vivienda social con el ritmo que actualmente demandan las ciudades, tampoco en el privado dado que muchas de las familias carecen de capital para gestionar la compra de una vivienda.
La respuesta natural de estos migrantes, es ubicar tierras marginales cercanas a la ciudad e improvisar sus refugios que con el tiempo y la autoconstrucción se convertirán en sus viviendas, estas zonas dado el crecimiento de las ciudades serán absorbidas y pasaran a formar parte de estas.
Está comprobado que este tipo de desarrollo trae consigo inequidad social, lo que se decanta en inseguridad, resentimiento y desigualdad en la accesibilidad a la ciudad, generando una cantidad de problemas sociales que a la final influyen en la calidad de vida de toda la población de la ciudad.
Otro punto importante a tomar en cuenta en relación al crecimiento y la velocidad que se requiere, es el modo en que tradicionalmente se construye, si mantenemos los mismos métodos y materiales acabaríamos los recursos del planeta en el 2060. Las nuevas energías renovables, las nuevas tecnologías constructivas y la lucha contra el cambio climático son factores a tomar en cuenta y hacerlos permear a estos nuevos asentamientos.
Estamos entonces entrampados, debemos pensar en un nuevo modelo eficiente que resuelva la construcción de viviendas para personas de bajos recursos a la velocidad en que se presentan, y que le garanticen la accesibilidad a la ciudad con una tecnología que tome en cuenta el cambio climático y la inclusión de energías renovables.
Sin duda es un tema complejo con muchos factores y actores que deben ponerse en la misma dirección para lograr que la construcción de ciudades satisfaga dos requerimientos necesarios para cumplir con su accesibilidad, la productividad y el bienestar.
La Productividad de la ciudad aumenta cuando las empresas pueden acceder a mano de obra calificada, insumos de calidad y a una demanda estable de productos, y el bienestar mejora cuando las personas pueden acceder a más y mejores trabajos, a viviendas dignas, a servicios de calidad, a oportunidades de entretenimiento y a otras personas con intereses y gustos similares.
Estos dos requisitos dan la accesibilidad que se define como la capacidad que tienen las empresas y hogares, de alcanzar las oportunidades que ofrecen las ciudades mediante la productividad y el bienestar de la interacción económica y social que ocurre en el espacio urbano.
Tenemos que pensar en un modelo exponencial que de la respuesta necesaria, de forma simple y acompañada con políticas gubernamentales adaptadas a las nuevas necesidades. Con tecnología de construcción y energías renovables que permitan la sustentabilidad.
Arturo Lares Lleras
Arquitecto, con Maestría en Gerencia de Proyectos, Empresas Constructoras e Inmobiliarias. Scrum Master. Profesional activo del Sector AEC especializado en Construcción de Centros Comerciales y Hoteles, experiencia por más de 650.000 m2 (7 millones sf) proyectados y construidos.
